sábado, julio 24, 2010

El retraso de la novedad

Ya pasada la temporada mundialera, toca recapitular. Mi afición hacia la selección holandesa no ha sido de siempre. Digamos que me ha venido por adopción. Algo que empezó por simple simpatía y ahora podría pasar por fanaticada. Así mismo, esta afición ha ido de la mano a una creciente antipatía hacia la selección española, heredada desde la época que me tocó vivir en la península y alimentada por el exceso triunfalismo y soberbia que destilan sus telediarios. Un sentimiento que tal vez se lo deba en parte al rechazo que la misma genera en muchos catalanes, por lo que ya se sabe. Y como pasó con ellos, eso de ser culé y de hacerle barra al contrario y ver con "la roja" (desde cuando les han empezado a llamar así?) a medio equipo del Barça de titular no dejaba de ser contradictorio.

Como ya se sabe, la fiebre naranja fue a mayor conforme la selección pasaba a la siguiente fase. Y fue como en el tercer o cuarto partido que me di cuenta de algo. En la tele tenemos señal digital, la cual, con todo lo bueno que puede tener, con el servidor que tenemos, tiene un retraso de 4-5 segundos. Algo que puede sonar insignificante, pero que a la hora de ver un partido que todo el vecindario también ve, y en donde muchos de ellos aún tienen señal analógica, era bastante molesto. Ese retraso en la señal significaba que uno veía que justo un momento antes de un centro al área chica, un grupo de gente al lado ya estaba gritando gol, quitándole cualquier emoción que el momento pudo haber tenido. En la final, en que juntamos a toda la familia, decidimos sacrificar imagen por una transmisión sin retrasos. Aunque en este caso ya no hubo ningún gol que festejar. Toca esperar otros 4 años, no sin antes agradecer, eso sí, a la televisión holandesa por ahorrarnos el martirio de oir el bodrio de Shakira en cada transmisión, como sí pasó en otros sitios.